lunes, 14 de enero de 2013

COMO BARCOS HUNDIDOS

Como barcos hundidos
hay amores que quedan
en el fondo del mar.
Son amores nonatos,
que sin haber nacido
se hunden lentamente,
para no regresar....

martes, 1 de enero de 2013

ESE SUEÑO


Esa noche soñó que partía, que con dos pequeñas maletas un pasaje y un silencioso adiós a la casa, elegía al fin vivir su vida.

Tomó el autobús , se sentó en el asiento número 14 cerró los ojos y durmió bastante. Ya despierta se deleitó con el paisaje que se le mostraba atrevido a través de la ventanilla. Llegó al paraíso- para ella- Montañas casi azules, un lago turquesa , casas de techos de tejas rojas callecitas floridas , con árboles perfumados.
La hostería daba al lago y desde su habitación veía las montañas , nada más no podía pedir, Una cama cómoda un techo de troncos. Era feliz , sin duda era su lugar. Se puso un vestido y cuando se disponía a salir a recorrer el lugar, el despertador la sacó de ese dulce soñar, para recordarle que debía levantarse, dar el desayuno a sus hijos, soportar el mal humor de su esposo y luego comenzar la ardua tarea de ordenar y limpiar su hogar.
Suspiró , se levantó encendió la radio. Estaban dando la noticia de un tremendo choque en la ruta del sur, un autobús había desbarrancado muriendo los ocupantes desde el asiento número uno hasta el quince. Los demás con heridas diversas.
Se sentó sin poder respirar bien, el autobús iba hacia San Martín de los andes, el lugar que había soñado y ella ocupaba el asiento número catorce. Sintió un escalofrío y una tremenda angustia.
Llamó el teléfono, eran de una compañía de viajes , a la que alguna vez había llamado para averiguar sobre ese destino.
-Buenos días señora, queremos informarle que hay una plaza vacía para San Martín de los Andes, pensamos en usted. Saldríamos la próxima semana el martes, a las cinco de la mañana, y su número de asiento es el catorce.
Sin responder, colgó el teléfono, tomó los posillos, sirvió el café a su esposo que con cara hosca leía el periódico, el chocolate a sus hijos. Esperó que partieran, comenzó a limpiar todo. Cuando pasó ante el espejo, con una mirada de resignación apenas murmuró:
-Es esta tu vida, no intentes cambiarla, puede ser tu muerte. Las camas, el baño, la terraza , los juguetes todo estaba allí para ella. Ya su vida estaba programada , nada podría cambiar. apagó la radio, mientras alguna lágrima caía sobre su almohada...